La colección

La colección de la Galería de Arte Moderno se expone de forma rotativa y según itinerarios temáticos específicos vinculados a exposiciones temporales.

Por otro lado, siempre se exponen las siguientes obras escultóricas, que dan testimonio de la variada trayectoria de la escultura italiana desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX:

Girolamo Masini, Cleopatra, 1882;
AdolfoWildt, Maschera del dolore (Autoritratto), 1909;
Giovanni Prini, Gli amanti, 1909-1913;
Giovanni Prini, Le gemelle Azzariti, 1913;
Arturo Dazzi, Antonella, 1923;
Amleto Cataldi, Galatea, 1925;
Arturo Dazzi, Cavallino, 1927-1928;
Arturo Martini, Il pastore, 1930;
Marino Marini, Bagnante, 1934;
Dino Basaldella, Pescatore d'anguilla, 1934;
Attilio Torresini, Afrodite, 1930-1934;
Guido Galletti, Prometeo, 1935;
Ercole Drei, Il seminatore, 1937;
Italo Griselli, Romolo, 1937-1939;
Attilio Torresini, Riposo, 1938-1939;
Guido Galletti, Venere con i tre amorini, 1939;
Carlo Rivalta, Madre, 1939;
Tommaso Bertolino, Languore, 1939;
Giacomo Manzù, Bambina sulla sedia, 1955.

La colección de la Galería de Arte Moderno de Roma Capitale incluye más de tres mil obras: pinturas, esculturas, dibujos, grabados, que constituyen un valioso patrimonio para la historia del coleccionismo y la cultura artística en Roma a finales del siglo XIX y a lo largo de la primera mitad del siglo XX.
Las obras provienen de compras sucesivas y continuas realizadas por el Ayuntamiento de Roma en las exposiciones nacionales más importantes y de donaciones privadas que en algunos casos han aumentado la colección con fondos sustanciales del mismo artista.

La presencia de aquellas, que la comunidad científica ha definido como obras maestras de los artistas italianos entre el siglo XIX y XX, hace que la colección sea emblemática y significativa: entre los nombres más representativos, para los siglos XIX, recordamos a Giulio Aristide Sartorio, Nino Costa, Onorato Carlandi, y en general los pintores de I XXV de la Campagna Romana, pero también, Adolfo De Carolis, Angelo Morbelli, Adolf Hirémy Hirschl; entre los escultores activos en el mismo período, importantes son los testimonios, a raíz de notables donaciones, de Vincenzo Gemito y Ettore Ximenes. Para el siglo XX la cultura figurativa del divisionismo está ampliamente documentada con obras de Armando Spadini, Camillo Innocenti, Arturo Noci, Giacomo Balla, pero la colección encuentra su máxima resonancia con las obras de los años treinta y artistas como Scipione, Mario Mafai, Giuseppe Capogrossi, Emanuele Cavalli, documentando el particular momento histórico y artístico conocido como Escuela Romana.

A las obras emblemáticas como El cardenal Decano de Scipione, de 1930, se añaden numerosos testimonios de las tendencias artísticas presentes en la compleja cultura figurativa de la primera mitad del siglo XX hasta el Realismo Mágico, del Segundo Futurismo al articulado recorrido de la escultura italiana entre tradición y modernidad. De Francesco Trombadori a Giacomo Manzù, de Roberto Melli a Afro, de Franco Gentilini a Carlo Carrà, de Marino Marini a Giulio Turcato, de Benedetta a Enrico Prampolini, de Arturo Martini a Giorgio Morandi, el arte italiano está documentado en todas sus múltiples facetas y en la relación dialéctica con las vanguardias europeas.

La valiosa adquisición en los años noventa de una obra como el Comizio de Giulio Turcato, fechable entre 1949 y 1950, parece concluir idealmente este recorrido marcando, en el delicado equilibrio entre figuración y abstracción, el paso a los lenguajes de la contemporaneidad.