Obra del mes - Enero 2022

Expuesto en la VIII Exposición de la Unión de Bellas Artes del Lacio en 1938, el cuadro muestra una composición de diferentes instrumentos musicales (mandolina, laúd, trompeta, trompa, salterio, campana) y, al fondo, un "cuadro dentro del cuadro" en el que un joven toca un instrumento de cuerda similar a los que están dañados e inutilizados en el primer plano.

La elección del punto de vista, la posición oblicua de la mesa y, sobre todo, las numerosas correspondencias formales, cromáticas y lumínicas contribuyen a reforzar el vínculo entre los objetos del primer plano y el cuadro del fondo -el primero descrito con precisión y centrado, el segundo más deshilachado e indefinido- inextricablemente unidos en una misma estructura narrativa y simbólica.

Los críticos se inclinan por una interpretación metafórica del tema: en el cuadro del fondo, la música sale de los dedos del joven laudista, que tiene un instrumento que funciona; en cambio, los instrumentos dañados y en desuso de la mesa no hacen música. En línea con el tema de las "vanitas" del siglo XVII, se trata de una reflexión sobre el paso del tiempo, la memoria y la fragilidad y corruptibilidad de las cosas.

Uno de los aspectos más interesantes del cuadro es la presencia de dos fechas: "1937", en el borde del cuadro en la esquina inferior derecha, junto a la firma del artista, indica el año de creación de la obra; "1912", en la esquina inferior del cuadro con el músico, indica el año de nacimiento del artista. De este modo, Afro sugiere otra clave de interpretación: todo artista -y concretamente se alude a sí mismo como pintor- tiene el poder de transmutar un objeto en arte, de generar poesía a partir de la materia inanimada, de transfigurar la realidad.

Afro Basaldella, que superó la figuración naturalista en su larga carrera para pasar a un expresionismo intenso y luego, después de la guerra, a una abstracción lírica y evocadora, fue uno de los exponentes de la Escuela Romana y del "tonalismo" en los años treinta. En esta pintura, estructurada según cuidadosas disposiciones cromáticas de unos pocos colores sobre un predominio de amarillos, hay también claras referencias al colorismo veneciano, al siglo XVII flamenco, a los bodegones de tema musical del bergamasco Evaristo Baschenis (1617-1677) y, en la escena contemporánea, a algunas obras de Corrado Cagli y a las formas de Giorgio Morandi.

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