Obra de arte del mes - Enero 2023
Francesco Trombadori
(Siracusa 1886 - Roma 1961)
Natura morta con cavoli rossi, boccale e tela, 1937
Pintura al óleo sobre lienzo, cm. 49 x 59
inv. AM 1133
El siciliano Francesco Trombadori es el protagonista de la columna #operadelmese de enero con su cuadro 'Natura morta con cavoli rossi, boccale e tela', de 1937. Una jarra de cerámica y dos coles rojas están dispuestas sobre una mesa de madera; detrás, siguiendo el tema secular del "cuadro dentro del cuadro", hay un perfil femenino en sanguina sobre fondo blanco y un lienzo volcado, visto de espaldas y apoyado contra la pared, motivo recurrente en la obra de Trombadori.
Este bodegón, típico de la producción del artista en los años 1936-37, recuerda mucho, por su iconografía y composición, a otros lienzos de Trombadori, como "Begonia e libri" (colección privada) y "Natura morta con asparagi", también en la colección de la Galleria d'Arte Moderna.
Artista culto y tenaz, tras sus inicios divisionistas, a principios de la posguerra, cuando frecuentaba el círculo artístico Caffè Aragno, Trombadori llegó a una "iconografía de objetos" realista que se traduce en una repetición constante de elementos como libros, jarras, postales, sillones y mesas que se convierten en "citas y autocitas". Estas imágenes expresan en su presencia y en el equilibrio formal que las caracteriza la íntima sencillez de la vida cotidiana y al mismo tiempo la complejidad de las referencias culturales de las que surgen y que van de Antonello da Messina a Piero della Francesca, de Masaccio a Caravaggio hasta los holandeses del siglo XVII y los contemporáneos Cézanne, Matisse y Modigliani.
Su hija Donatella recuerda al pintor con estas palabras: "a mi padre no le gustaba viajar; prefería permanecer largas horas en su estudio de Villa Strohl-Fern, una habitación vacía sin ningún cuadro colgado, ya que le molestaba cualquier imagen que pudiera distraerle de su trabajo". El entorno que rodea la mesa de bodegones es, pues, probablemente el estudio del artista, en el que los objetos, más que representados directamente, son interpretados y situados en una dimensión universal e intemporal. En su última fase pictórica, a partir de 1945, Trombadori prefirió el género del paisaje, con una gran producción de vistas de la capital: una Roma silenciosa, desierta y lunar, interpretada en clave casi metafísica.
La obra fue adquirida por la Gobernación de Roma en 1937 con motivo de la VII Exposición del Sindicato Fascista de Bellas Artes del Lacio.
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